El uso del helicóptero por el Grupo de Rescate Venezuela (GRV) data de antes de su comienzo, cuando ya algunos de sus fundadores como Carlos Todd, Julio Lescarboura y Carlos Ayesta efectuaron diferentes operaciones de búsqueda y rescate en diferentes zonas del país.
El atractivo de esta máquina volante y sus bondades para extraer a una persona lesionada o perdida en áreas de difícil acceso, llevó al GRV a diseñar y adaptar técnicas existentes en componentes militares de operaciones especiales, para ser aplicadas a rescates.
Se operó inicialmente por muchos años con el Alouette III y el Bell UH en sus distintas versiones. Se llegaba al lesionado saltando en paracaídas, descendiendo en rapél, saltando a baja altura en agua o tierra, extrayéndole con grúa, eslingado o con un toque y despegue de la máquina.
El GRV fue pionero en técnicas de helitáctica en el país y en algunas ocasiones las fuerzas militares no escatimaron en llamar para solicitar nuestra participación en operaciones con helicópteros, ya fueran emergencias o demostraciones de operatividad; dichas técnicas luego fueron adoptadas por otras agrupaciones.
La precisión en el planeamiento y ejecución de operaciones helitransportadas eran medidas al milímetro. Los briefings y debriefings permitían ir mejorando cada día los arneses, anclajes, orden de salida y el entrenamiento de los maestros de salto.
Una vez que fueron llegando al país mejores máquinas como el BO-105, los MDs y los Eurocopters se fueron creando nuevos procedimientos de operación y mejorando la seguridad. Ya se operaba con multiturbinas y con grúas de alto calibre.
El arribo al país de helicópteros rusos livianos y pesados marcó otro cambio en las operaciones. Lo que no cambiará en el futuro será la metodología estricta que un miembro del GRV sigue al abordar estas máquinas, teniendo un alto profesionalismo, seguridad, eficiencia y con una sola misión, el alargar un brazo y sacar a una persona necesitada.